La frontera de los mil metros
Entre acerados matorrales y prados de montaña, los caminos parten de los pueblos para alcanzar viñas que superan los 1.000 metros. Parecen izadas por el viento, encajadas entre dos mundos. Al norte, los vallejos que descienden hacia el Duero; al sur, los altos de la Serrezuela, con sus pinos y encinares.